El desarrollo urbano de Filipinas
George Litton, hijo de un diplomático irlandés y una inmigrante china de familia comerciante, nació en Singapur en 1895 y heredó de su padre, que murió en 1906, unas 2.4 millones de libras esterlinas con las que puso una fábrica textil. Cuando George Litton murió en 1978, la familia ya era vanguardia en el mundo de las telas filipinas y formaba parte del 2 % de la población que poseía el 40 % del territorio nacional. Hoy después de las reformas agrarias el 1 % de los filipinos se queda la quinta parte de lo que el país produce.
En la década de 1970 los Litton dejaron las telas y se transformaron en una compañía de bienes raíces: el oficio de los actuales herederos de George. Se especializaron en el “desarrollo” urbano. En 1997 demolieron un edificio de viviendas para hacer el Liberty Center, un centro comercial en el centro de Manila. En 2015, en las afueras, inauguraron Mandala Park, otro centro comercial, pero con algunos restaurantes veganos. Según dicen en su web, en ese emprendimiento “han recalibrado su enfoque”, porque se trata de “un desarrollo sostenible que promueve un estilo de vida saludable y comunitario”.
Los Litton saben que el desarrollo inmobiliario seguirá siendo rentable por mucho tiempo. La economía filipina crece al 7 % anual y hace que Manila se multiplique de manera exponencial. Para 2050 se calcula que la capital tendrá más de 40 millones de habitantes: tres veces más que hoy. Al mismo tiempo, la ciudad se está hundiendo: para ese año se estima que la costa de la capital estará bajo el mar. Frente a eso, el real estate avanza sin prisa pero sin pausa sobre territorios rurales, mientras en simultáneo se presiona a los campesinos a migrar a las ciudades.
Filipinas está conformada por 7107 islas, la mitad de su población reside en ciudades y la otra, en el campo pero la mayoría de la comida que se consume en sus ciudades es importada. Le compran 1 billón de dólares al año de trigo a Estados Unidos.
Filipinas depende sobre todo del área de servicios, el 60 % del Producto Interno Bruto (PIB): turismo, finanzas y tecnología de la información. En segundo lugar de los servicios que exporta: la plata que envían los filipinos en el exterior. A pesar de estar rodeados de tigres asiáticos nunca se desarrolló ni la industria ni la agricultura, que es sobre todo de pequeña escala y que nunca se ha tecnificado. La reforma agraria nunca se propuso redistribuir los medios de producción.
España colonizó Filipinas pero hoy en este país casi nadie sabe español. A diferencia de las colonias americanas aquí no se impuso la obligación de hablarlo, solo lo adoptaron las élites. Las familias que colaboraron con las autoridades coloniales españolas y estadounidenses se adueñaron de todo y todavía hoy conservan el control oligárquico del suelo y dominan la esfera política. En cambio, los agricultores y pescadores son los dos grupos de trabajadores más pobres, casi un tercio de ellos viven por debajo del umbral de la pobreza, en comparación con el promedio nacional de alrededor de uno de cada cinco.
El estudio de desarrollo urbano Palafox, que trabaja con el Gobierno, lo explica en su web: “en 2050 la población de Filipinas aumentará a 148 millones (30 millones más que hoy), necesitaríamos planificar y desarrollar cien nuevas ciudades para entonces. De lo contrario, las existentes estarán tan congestionadas como Manila hoy”. Es un “fenómeno mundial”, citan los desarrolladores: “Según las Naciones Unidas, para 2050, dos tercios de la población mundial vivirán en áreas urbanas”.
En la web del Ministerio de Desarrollo Urbano de Filipinas se dicen cosas semejantes. Por ejemplo, hablan del objetivo de “hacer espacio”, para que exista “un continuum campo-ciudad”.
En 2050 la población de Filipinas aumentará a 148 millones (30 millones más que hoy), y para ello, el gobierno de Filipinas dice que va a necesitar planificar y desarrollar cien nuevas ciudades.